lunes, 2 de septiembre de 2013

A veces, es mejor escuchar los consejos prudentes de otros.

El Buey y la Rana


Un buey llegó sediento a un charco donde había un grupo de ranas jóvenes. Pero, como estaba apurado, pisó y aplastó a una de ellas, y lo mató.

Cuando la madre de las ranas llegó, preguntó a las otras qué había pasado con ella. Y ellas contestaron:

- Está muerta. Vino una bestia enorme de cuatro patas y se entró al charco donde estuvimos; la aplastó y lo mató con su talón. 

La madre, hinchándose tremendamente, preguntó: 

- ¿La bestia fue de éste tamaño?

Una de las hijas advirtió:

- ¡Deja de hincharte mamá! ¡No sea que revientes por querer igualarte a la bestia y quedemos huérfanos!


A veces, es mejor escuchar los consejos prudentes de otros.

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