miércoles, 25 de septiembre de 2013

¿Por qué negarse a comer?

¿Por qué negarse a comer?

Negarse a comer es negar a la madre, la que asociamos con el alimento primario. En el árbol genealógico de anoréxicas, solemos encontrar madres invasoras que han utilizado a la hija (y menos frecuentemente al hijo) como pantalla de proyección de su propia neurosis.

¿Qué importancia tienen las primeras experiencias con el alimento?
El bebé, mientras es alimentado, generalmente por su madre, al tiempo que se satisface su hambre, recibe no sólo leche. El contacto, las caricias, el calor y toda la presencia de la madre, le proporcionan la experiencia de amparo, amor y atención.

¿Quedan asociadas las ideas de comida y amor?

La relación que mantenemos con la comida, es un fiel reflejo de la relación que tuvimos con nuestra madre cuando fuimos alimentados, según comenta Jomán Romero.

¿Y que papel juega el padre?

Hay muchos casos en los que el padre, puede que a causa de un nudo homosexual que permanece en la sombra, inconscientemente rechace su propia feminidad y al sexo femenino en general, por lo que la hija rechaza su propio sexo: bloquea su regla, afina sus curvas, no quiere hacerse mujer.




¿Los hermanos también tienen papel en la película?

Sí, porque el cuerpo es nuestro primer territorio. Si nos sentimos mal en él y lo percibimos distorsionado, es porque el ego material, el que se configura en las interacciones con nuestros hermanos (o figuras coetáneas de apego en hijos únicos), se encuentra insatisfecho. La competencia, la invasión, los celos, las comparaciones… injustos repartos de territorio a los que reaccionamos para compensar una inicial “la indefensión aprendida”.

¿Con un exceso de control y de competencia?

Así es. La obsesión por el control del peso, de la talla, de las calorías… intenta compensar la falta de control vivida en el territorio primario: la hermandad. Y también asoma la competitividad en las actitudes de la anorexia (hay incluso páginas web y blogs en las que rivalizan en torno al record semanal de pérdida de gramos).

Puntos para seguir en caso de sospecha de que una hija tenga problemas de anorexia:

1.- No dude en llevarla a un especialista en el tema para que evalúe su caso en particular y les ayude.
2.- El padre y la madre deben dedicar un tiempo al día para estar con la hija, hablarle y acariciarla juntos.
3.-Bajen el nivel de exigencia, orden, rigidez. Hay estudios que confirman que una mayoría de chicas anorexias se han criado en ambientes de sumo control, disciplina y exigencia.
4.-No hablen de su problema con terceros en su presencia, para evitar que se identifique con la enfermedad. A la pregunta “¿quién soy?”, no debe de responder nunca “una anoréxica”. Hay que referirse a ella respecto a todos los aspectos positivos de su persona, dejando a un lado la enfermedad.
5.- Valorar en su presencia los caracteres femeninos en general y los suyos en particular. En la anorexia hay un componente de prohibición a ser mujer.
6.-En presencia de la hija, el padre debe mostrar su parte femenina, en el sentido de su sensibilidad, su intuición, su afectividad, etc. Un componente de la anorexia es el rechazo percibido del padre a su yo femenino.
7.-En presencia de la hija, la madre debe hablar bien de su paso a adulta, evitando comentarios negativos respecto a la menstruación, las primeras relaciones con los chicos, “los peligros” de ser mujer, etc. En la anorexia hay también miedo, transmitido por la madre, a adentrarse en el mundo de ser mujer adulta.
8.-Hacer de las comidas momentos agradables y durante la digestión (que debe ser un espacio de tiempo de relax), organizarse para no dejarla sola, aprovechar para realizar alguna actividad creativa con ella.
9.-Modificar alguna rutina sencillas cada día que pueda traer quizás una sorpresa agradable, para que su mente aprenda que todo puede ser modificado y que los cambios traen consecuencias positivas.
10.- Darle responsabilidades haciéndole saber que ella tiene el control de ciertos asuntos. En la anorexia siempre hay un componente de miedo a la pérdida de control de lo que la rodea, por eso y para compensar, insisten en controlar lo más básico para subsistir: el consumo de alimento.

Un añadido desde la óptica de la psicogenealogía:

“Toda enfermedad tiene su origen en la infancia y está causada por uno de los siguientes principios: por una prohibición, una orden, una pérdida, sentirnos invadidos (abuso) o por una represión”

Según Marianne Costa cuando en la infancia nos sentimos invadidos, es un abuso que va a generar que después nos enquistemos. Todo abuso nos une al abusador, es una fuerza de atención que nos dan. El abuso hará que vayamos cargando con relaciones tóxicas (nos hacemos lo que antes nos hicieron)

Una forma de luchar contra los abusos es la confrontación con el abusador: (lógicamente primero hay que identificarlo)

En la confrontación, si te dan lo que pides, sigues con ellos, si no te lo dan, cortas.

Un ejemplo de confrontación (inventado) para una chica que perdió su padre a los 18 años. Ahora, veinte años después es anoréxica y tiene graves problemas de relación.

Cuando el padre está muerto (como es este caso inventado) la confrontación se puede hacer sobre su tumba, o con una fotografía (El inconsciente acepta la metáfora)

Vamos a imaginar lo que podría decir esta chica que perdió su padre hace más de veinte años, pero que mantiene un lazo inconsciente de unión con él:

a) Esto es lo que me hiciste: Viví una completa simbiosis contigo. Me pusisteis el nombre de tu hermana mayor, la que hizo de figura materna tuya. Sin darte cuenta me diste el papel de tu madre, lo que no debe hacerse con una hija. A la hora de tu muerte no me pude despedir de ti, te quedaste” flotando” entre dos mundos.

b) Como niña, esto es lo que sentí: No podía percibir los límites en nuestra relación, de hecho para mi no existían esos límites. Los dos éramos uno, aunque en contra de tu voluntad te marchaste de mi lado a consecuencia de una fatal enfermedad. Me quedé con una edad emocional de 18 años…

c) Esto es lo que me produjo: Continúo buscando relaciones ideales basadas en el modelo de la que tuve contigo, relaciones de fusión total (Naturalmente esto es inconsciente). Relaciones en las que no sea necesaria la comunicación verbal, donde me puedan leer la mente y adivinar mis sentimientos y necesidades sin necesidad de que las exprese.
Me he quedado atrapada en una consciencia romántica, donde pienso (Otra vez a nivel inconsciente) que realizarse es encontrarse con la pareja perfecta

d) Esta es la reparación que quiero: Quiero libertad para poder encontrar una pareja que me corresponda, al margen de patrones heredados. Mientras tú continúes “flotando” entre dos mundos yo no tendré acceso a una pareja real. Finalmente yo te libero para que puedas continuar con tu camino, sea este el que sea…

(Escribirás con miel las siguientes palabras sobre su lápida: Paz, amor y libertad) Usando el dedo mojado en miel…

Marianne Costa: Cuando el padre o la madre están vivos, si no nos dan lo que pedimos debemos cortar durante un tiempo la relación. El tiempo también es un aliado.

Siempre se dice que si los padres no nos dan la reparación, es el Universo el que nos la ofrecerá de una u otra manera.

Es posible que, como muchas enfermedades, su origen lo podamos situar en la infancia y esté causada por: una prohibición, una orden, una pérdida, sentirnos invadidos (abuso) o por una represión.

Los abusos suceden porque nos imponen algo o nos quitan algo en alguno de los niveles. Tras un abuso en el árbol, las siguientes generaciones se automutilan de diferentes formas: adicciones, anorexia, bulimia. “Lo que me hicieron, lo hago o me lo hago”. Sin embargo, en otro nivel más avanzado podemos combatir esta ley de la siguiente forma: “lo que no me dieron, lo doy o me lo doy”.

Es probable que tras una persona anoréxica aparezca una madre invasora, pero tampoco podemos olvidar otros actores familiares que pueden estar involucrados como un padre ausente o una hermandad conflictiva (en la que esté muy presente la competencia, la invasión, los celos y las comparaciones)

El rechazo de la alimentación puede ser tan grave que lleve al enfermo a la destrucción total. Afecta mucho más a la mujer, que repudia  su propia feminidad: problemas con la regla, miedo a las “curvas” y al vientre abultado como símbolo de maternidad.

Un especialista puede resultar importante en estos casos, como también el afecto y las caricias que puedan transmitir unos padres atentos. Flexibilizar los conceptos de exigencia y orden. Saber valorar lo positivo evitando la identificación con la enfermedad. Desactivar  el miedo a adentrarse en el mundo adulto. Por último recordar que una forma muy útil de luchar contra los abusos es mediante el ejercicio de confrontación.

Imagen: Japi Honoo

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