Insomnio. Debido a los cambios hormonales ocasionados por la menstruación, menopausia o embarazo puede haber falta de sueño, lo que desencadena en mal humor y cansancio, que a su vez causa inapetencia sexual.
Infertilidad. Cuando las parejas están 'en busca' de un bebé es usual que el sexo se base en lograr este objetivo, dejando de lado el placer. Muchas de ellas se enojan cuando no logran embarazarse lo que afecta la libido.
Engaño. Después de que la pareja tiene un 'affaire' es difícil para las mujeres volver a tener sexo con su pareja, ya que predomina la idea de que 'disfrutó' más con otra persona.
Hijos. Las mujeres que recién se convirtieron en madres viven cambios hormonales y cansancio que reduce su deseo sexual; aunado a ello, muchas mujeres sufren resequedad vaginal durante la lactancia.
Tiroides. Esta glándula puede influir en hormonas relacionadas con la vida sexual, es por ello que hay que realizar estudios para descartarlo.
Falta de sueño. Hay ocasiones que el cansancio no deja rendidos, por lo que el sueño es primordial para retomar energía. Una noche sin sexo no nos afecta.
Problemas de identidad. Cuando los hombres se sienten inseguros sobre su papel en el mundo, su deseo sexual puede disminuir.
Medicinas. Especialmente los antidepresivos (tipo SSRI) y las empleadas para reducir la hipertensión. Además de hacer descender el interés en la actividad sexual, estos fármacos pueden provocar disfunción eréctil.
Estrés. El estrés llega de muchas maneras y puede surgir por: dificultades financieras, enfermedades personales o de miembros de la familia, retos laborales, dilemas paternos, y problemas con otros miembros familiares.
Dificultades en la función sexual. Muchos hombres que sufren disfunción eréctil o creen que eyaculan demasiado pronto o demasiado tarde (si es que llegan a eyacular), evitarán tener sexo con su pareja.
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